
Llegar a la universidad para nosotros es un gran cambio y un nuevo reto, muchos llegaremos pensando como será nuestra vida durante los siguientes cinco o más años. Concretamente el rol de estudiante en esta sociedad puede tomar dos caminos:
Un estudiante según este sistema.
El estudiante ejemplar que quieren que seamos debe acatar todo lo que diga el profesor aun si no esta de acuerdo, no debatir ante un problema o contrariedad que se le presente, y como dicen algunas personas no pertenecer a ningún grupo ya sea de investigación, cultural o político por que a la universidad se viene solo a estudiar y no a “perder el tiempo” con esta clase de cosas. Así que para ser el estudiante modelo solo debemos estar metidos en nuestros asuntos académicos, haciendo bien los trabajos, tragar entero todo lo que nos enseña el profesor por que el es el que tiene la verdad irrefutable, ser el primero, sin importar que deba hacer para ello. El individualismo en él debe despreciar la “anticuada” solidaridad; la pereza y sumisión en su voz debe sustituir el peligroso y corrosivo pensamiento y acción crítica. La ciencia es algo que ya esta terminado y perfecto y solo se llega a la universidad para que le llenen la cabeza con la luz (alumno = no iluminado).
La universidad solo nos ofrece conocimientos que van dirigidos a que seamos unos ingenieros, diseñadores, administradores, zootecnistas para servirle al mercado, nos enseñan como hacer que la producción rinda mas en una empresa, hacer mejoras en cultivos como la caña, como explotar nuestros recursos mientras los campesinos les quitan sus tierras para sembrar palma, o construir grandes carreteras que solo sirven para que las personas que han obtenido su riqueza a costa de la explotación de otros, tengan cada vez más dinero.
Esta en nuestras manos abrir espacios artísticos, científicos, políticos, culturales, que nos permitan discutir, crear, transformar no solo la universidad sino la realidad, mirar lo que esta pasando afuera del aula de clase y no quedarnos solo con lo que nos muestra la academia.
Debe ser alguien con vida en su voz, sediento de preguntar siempre el por que de las cosas y no solo escuchar dócil el veredicto de los patriarcas académicos. Debe exigir que en el aula se debatan los verdaderos problemas que aquejan a nuestra sociedad y el mundo, que los laboratorios y la practica sea junto al pueblo en los campos y fabricas y no solo aislados en las cuatro paredes de un laboratorio
El estudiante que necesita el pueblo de luchar resueltamente por romper la burbuja que aísla la verdadera ciencia de los inmensos sectores del pueblo: azotado por el oscurantismo religioso que lo lleva a entender que los lastres que sufre cada día son producto inmodificable de una voluntad externa, mística. Por el contrario buscar que conciba que es él y solo él, el motor de la historia, de las grandes soluciones que hoy necesita la humanidad. En consecuencia debemos combatir cualquier intento desde la academia de mostrar a la gente, y en especial al pueblo humilde como un estorbo, un peso, algo que para calmarlo hay que darle unas cuantas migajas.
El pueblo no necesita aquellos estudiantes que se limitan a pensar aislados de cualquier practica transformadora, por mas conciencia que tengan si su acción es nula son iguales a cualquiera que no tenga conciencia.
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